Un superalimento superpoderoso. El jengibre es una raíz que además de tener un sabor potente, fresco y picante, posee múltiples beneficios. Muy común en la cocina asiática, es especialmente recomendado en esta época del año, cuando empieza el frío y aparecen los primeros resfríos.

Sus beneficios son múltiples: es rico en vitaminas A, C, B1, B2 y B6, y además, posee potasio, hierro, calcio y fósforo, entre otros minerales.

¿En qué nos ayuda? Tiene un gran poder antioxidante y propiedades antiinflamatorias y antisépticas. Colabora en la digestión, favorece la circulación sanguínea y también, ¡nos puede cambiar el humor! Sí, porque estimula a los receptores de la serotonina que es la sustancia química responsable de mantener en equilibrio nuestro estado de ánimo (también llamada la hormona de la felicidad). Y en época de resfríos es un aliado clave, porque reduce los síntomas típicos, especialmente, la congestión.

¿Cómo hacer el “té mágico” de jengibre? Para una persona: hervir durante unos minutos dos tazas de agua con unas rodajas de jengibre previamente lavado o pelado (cuanto más le pongamos, más fuerte será). Luego del hervor, apagar el fuego y dejar la preparación tapada en reposo por unos minutos. Podemos agregarle un saquito de té, por ejemplo, para sumarle otro sabor. Para sumar beneficios, lo ideal es agregarle el jugo de medio limón y endulzar con Hileret Stevia a gusto.

¿Cómo ingerirlo? Se puede tomar en infusiones, en jugos o como condimento en nuestras recetas. No hay que temerle a su fuerte sabor y en ese caso, recomendamos probar poco a poco en cuanto a las cantidades. Un clásico son las galletitas de jengibre o el té con jengibre (hacé click aquí y descubrí muchas opciones para incluirlo en tus recetas).

¿Dónde lo compramos? Por su creciente utilización, ya se suele conseguir en muchas verdulerías de barrio, aunque en el Barrio Chino (Belgrano) y en el Mercado Andino (Liniers) suele haber calidad, precio y diversidad.