Hay algo que nos pasa con las temperaturas extremas y la alimentación, y es que el propio cuerpo nos pide qué comer. Si hace mucho frío, comidas calientes, generalmente calóricas, y por el contrario, con calor y altas temperaturas, vamos a querer comer más ligero y fresco. Y claramente, tiene lógica, pero en el caso del verano, estación que estamos cursando, hay que estar atentos a que esta liviandad sea rica y completa.

¿Qué tener en cuenta para estar saludables? Te damos unos tips:

– Si queremos comer liviano, no olvidar la importancia de un plato nutritivo y completo, con las porciones recomendadas.

– Tener siempre en la heladera algunas verduras como pepino, tomates, lechuga (lavalas y ponelas en una bolsa o recipiente con papel absorbente para que duren más), rabanitos, zucchini (verduras con mucho contenido de agua). Igualmente, con las frutas (sandías, melones, uvas, ciruelas, etc.).

– A tu ensalada sumale pollo, huevo duro, salmón o atún. También, podés agregar legumbres frías (lentejas, garbanzos, porotos negros).

– Otra idea que suma mucho sabor es agregar verduras asadas frías: berenjenas en cubitos, calabaza, morrón. Incorporar un crocante le da otro toque: semillas, maníes, croutons.

– ¿Condimentos? Limón, una cucharada de aceite de oliva, una pizca de sal, pimienta, especias…

– ¡La creatividad y la organización son la clave para disfrutar una comida liviana, completa y rica!

– ¡A moverse! Si bien el clima nos lleva a quedarnos quietos, una buena caminata o ejercicio físico fuera del horario de mayor calor nos va a ayudar a recuperar energía y a poner a trabajar nuestro metabolismo. Y no esperes a tener sed: siempre, ¡agua! O con aguas saborizadas con frutas secas.

Recordá que cualquier plan alimenticio, sea la época que sea, tiene que estar supervisado por un profesional.