Germinar, la práctica que es tendencia
Salud

Germinar, la práctica que es tendencia

No hay duda de que los germinados llegaron para quedarse. Además de que durante los últimos años es más fácil encontrarlos en los supermercados, los chefs del mundo ya lo tienen como un ingrediente infaltable en sus platos y cada vez más personas apuestan a prepararlos en sus casas. Sin embargo, no se trata de una técnica novedosa, sino todo lo contrario: se estima que su uso comenzó en China, hace más de cinco mil años.

 

Pero, ¿por qué germinar es cada vez más popular? Además de sumarle vida, color y ese toque crujiente a cualquier preparación, es clave para quienes buscan sumar hábitos saludables, así como también muy importante en las dietas vegetarianas y crudiveganas ya que permite aprovechar al máximo todos sus nutrientes. Básicamente, germinar es crear las condiciones adecuadas (como humedad, calor o aire) para que la vida que habita en cada semilla despierte: durante la germinación, la semilla absorbe el agua que la recubre durante el tiempo de reposo, permitiendo así que se duplique su volumen y su contenido nutricional.

 

De acuerdo al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), su consumo fortalece el sistema inmunológico, facilita la digestión, ayuda a prevenir la anemia y presenta funciones “antioxidantes” en el organismo: es decir, retrasa el envejecimiento, frenando el daño celular, entre otros beneficios para la salud.

 

Lo mejor de esta práctica es que casi todos los granos, semillas y legumbres pueden someterse al proceso de germinación y devenir en tiernos y nutritivos brotes: desde alfalfa hasta arvejas, rabanitos, remolachas, lentejas, garbanzos, rúcula, lino o chía. Una vez que la semilla entra en contacto con el agua, se desencadena el proceso. Para esto, se puede usar una bandeja germinadora de brotes que se suele conseguir tanto en la web como en locales de jardinería e, incluso, en el mercado ya hay kits con todo lo necesario para germinar.

 

Paso a paso para germinar en casa:

  • Es importante tener en cuenta que siempre va a germinar mejor si no se lo expone directamente a la luz y si la temperatura es de entre 20 y 25 °C.
  • Antes de empezar el proceso, es clave enjuagar bien los granos, semillas o legumbres que se hayan elegido para germinar.
  • Cubrirlos con agua y dejar reposar por 12 horas. Al día siguiente, desechar el agua, enjuagar las semillas y dejar reposar todo el día sólo con la humedad que absorbieron.
  • A la noche, volver a cubrir levemente con agua y repetir la operación de descanso hasta el día siguiente. Este punto es esencial porque tanto el exceso de agua, como muy escaso aire, pueden crear hongos y desechos.
  • Realizar esta tarea de agua, escurrido y descanso durante tres días.
  • Cada grano tiene su propio tiempo. Estarán listos para el consumo cuando los brotes expongan entre medio y un centímetro de su cuerpo.

 

Una vez que ya se terminó el proceso de germinado, se conservan durante una semana en la heladera, siempre bien escurridos y secos. Cada brote es diferente y ofrece un sabor particular: por ejemplo, los brotes de remolacha son ideales para usarlos como topping y sus colores realzan cualquier preparación. ¿Otro que no falla? Los brotes de soja, los más populares, aportan cuerpo a ensaladas, woks y sopas. Mientras que los de espárrago son ligeramente dulces y acentúan el sabor de sopas y guisos, los de alfalfa se suelen utilizar en ensaladas, sopas y sándwiches.

 

La clave es animarse a sumarlo a las preparaciones, descubrir las particularidad de cada uno y dedicarle un tiempo extra -y merecido- a preparar nuestros propios alimentos. Eso sí: es importante recordar que los brotes siempre se agregan a último momento para que conserven su estructura crujiente.