Salud
Nutrición: los 5 mitos más populares
Desde que comer frutas a la noche engorda, hasta que sólo se puede ingerir tantos huevos por semana. Con motivo del Día del Nutricionista, analizamos cuáles son las (falsas) creencias alimentarias que se fueron derribando durante los últimos años.
“Comer frutas a la noche engorda”
Mito derribado #1: en una dieta saludable y equilibrada, comer fruta no engorda en ningún horario.
Durante mucho tiempo, hubo un mito rondando que afirmaba que lo que se comía a la noche no se quemaba. Y, en realidad, las calorías son un tema de balance: se consume tanto y se gasta tanto. Fin. No importa si entró a las 8 de la noche o a las 10 de la mañana: engordamos por lo que comemos de más, no por el horario.
Volviendo a las frutas, la realidad es que comerlas no engorda más por ser a la mañana, a la tarde o a la noche. Además, no tiene nada que nos pueda engordar. “Partimos de que es un alimento natural. Tiene azúcares intrínsecos, propios de la fruta –o sea que no son agregados por nadie– y hay que contarlos como hidratos de carbono –simples o compuestos– pero no es un alimento que sea malo, que haya que sacar de la dieta o que no se pueda comer en cierto horario”, afirma la nutricionista Paola Aira (MN 7807) . Eso sí: obviamente siempre en equilibrio y cuidándonos de no caer en un exceso de fruta en ningún horario porque, probablemente, para hacer eso estemos desplazando a otro alimento.
“Sólo se pueden comer 2 o 3 huevos por semana”
Mito derribado #2: se puede comer hasta un huevo por día y no tiene influencia en el colesterol.
Según nos explica Paola Aira, en los últimos estudios sobre el tema, quedó en evidencia que se puede comer hasta un huevo por día. Y que si al huevo le sacamos la yema y consumimos solo la clara –la parte que tiene proteínas del alimento– podemos consumir más. Por ejemplo, un huevo batido y un par de claras.
Y quedó demostrado que no tiene influencia en el colesterol, como se creía y se asociaba antes. “Se pensaba que era un alimento malo y que había que restringirlo para controlar el colesterol sanguíneo. Pero entre un 80 y un 90% de nuestro colesterol es genético y fisiológico; y un 20% es la comida. En ese porcentaje, el huevo no tiene el rol que se creía antes”, En resumen, no es el malo de la película únicamente: hay que tener muchos otros factores en cuenta.
“El pan blanco engorda más que el pan negro”
Mito derribado #3: engordan lo mismo, pero el pan negro da más saciedad.
No importa si es francés, lactal o el que más nos guste, si comparamos un pan blanco con un pan negro hay que partir de la diferencia en la composición química. Uno está desprovisto de la fibra natural y, el otro, contiene o tiene un agregado de fibra. La diferencia que vamos a encontrar es la calidad de los nutrientes: uno va a tener fibra y va a dar más saciedad, colaborar con la modalidad intestinal, y un montón de cosas metabólicas que el plan blanco no va a tener.
Entonces, el pan negro tiene más beneficios que el pan blanco, pero no es que el plan blanco “engorda” más: engordan lo mismo, ya que son muy parecidos. En resumen, no va a haber diferencias de calorías entre uno y otro. “Si bien el negro tiene fibra, sigue siendo un pan, harina, hidratos de carbono y, en general, son pobres en proteínas y hasta puede que tengan un pcoo de grasa”, agrega la nutricionista.
“El pan tostado no engorda”
Mito derribado #4: engorda lo mismo que el pan sin tostar.
En la misma línea que el mito anterior, seguramente escuchaste que el pan tostado engorda menos que el pan sin tostar. Otro mito derribado: sólo se trata de una sensación. Lo que me puede llegar a dar el pan tostado es un poquito más de saciedad que un pan sin tostar. Hace que uno mastique más y, entonces, nos da la sensación de que estás comiendo un poquito más, pero es lo mismo… Es simplemente un tema organoléptico.
“El jugo de limón en ayunas quema grasas”
Mito derribado #5: no existen alimentos quemadores de grasas.
Así, cortito y al pie: no importa qué dieta o fórmula mágica hayas leído, el jugo de limón no quema grasas, sea a la hora que sea. ¿Por qué? Básicamente, las grasas se queman por un metabolismo fisiológico y por poner al cuerpo en una situación que pueda quemarlas, no por ningún alimento. “Si comés un limón y te comés tres docenas de facturas, el limón no va a hacer que las quemes porque hay una cuenta que está desequilibrada. No hay elementos mágicos, solos, ni en ayunas ni nada”.