Salud
Salud y actividad física: qué tener en cuenta
Solemos escuchar constantemente que lo mejor para la salud es la actividad física.Sin embargo, el sedentarismo es un mal de estos tiempos. Aunque con los meses de calor y la ansiedad por bajar de peso, los gimnasios suelen abarrotarse de personas que en muchos casos, no están preparadas físicamente para esta exigencia y los riesgos pueden ser altos.
Los resultados de la Tercera Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, que difundió este año el Ministerio de Salud de la Nación, revelan que siguen aumentando en el país el sedentarismo y el sobrepeso. Los indicadores demuestran que más de la mitad de los argentinos (55,1%) realizan poca actividad física, mientras que la primera edición de la encuesta, en 2005, había identificado un 46,2% de población sedentaria.Claramente, el sedentarismo es un mal que hay que superar. La Organización Mundial de la Salud destaca que la inactividad física es el cuarto factor de riesgo en lo que respecta a la mortalidad mundial (6% de las muertes registradas en todo el mundo).
Ezequiel Rojas, Profesor Universitario de Educación Física y Preparador Físico (UBA), se dedica al entrenamiento personalizado y al entrenamiento competitivo, explica: “Los beneficios de la actividad física son múltiples según el objetivo, si la finalidad es mejorar nuestra calidad de vida, a través de la actividad física lograremos descender de peso, controlar el colesterol, la tensión arterial y el estrés, disminuir niveles de glucosa en sangre y prevenir la osteoporosis. Todo esto se traduce en un corazón sano. Además, podremos adoptar una postura saludable, mejorar la fuerza, la flexibilidad, la coordinación, el equilibrio y también, la resistencia”. Desde la OMS se destaca que se ha observado que un nivel adecuado de actividad física regular en los adultos reduce el riesgo de hipertensión, cardiopatía coronaria, accidente cerebro vascular, diabetes, cáncer de mama y de colon, depresión y caídas; mejora la salud ósea y funcional, y es un determinante clave del gasto energético, y es por tanto, fundamental para el equilibrio calórico y el control del peso.
Pero el problema surge cuando de una situación de inactividad, llega el calor, nos acordamos que queremos bajar de peso y corremos al gimnasio a realizar exigentes rutinas. Entonces, ¿qué debemos tener en cuenta a la hora de comenzar con un plan de entrenamiento? Rojas resalta: “Necesitamos información sobre nuestro estado de salud y condición física general, a través de exámenes médicos y pruebas de campo que le corresponderán al profesor de educación física. Luego de haber evaluado la condición física se plantearán los objetivos de trabajo, aquí se torna relevante las evaluaciones anteriormente nombradas, porque sin tener datos… ¿qué cualidades o capacidades físicas entrenamos? No nos olvidemos que el ejercicio no es más que un estímulo a nuestro organismo, pero este estímulo debe ser el adecuado ya que si es bajo en términos de intensidad los resultados serán nulos o en el mejor de los casos imperceptibles, si son muy altos corremos riesgo de lesionarnos o situaciones más graves, por ejemplo”.
Es en este punto donde cobra importancia la planificación y sistematización de la actividad física. A la hora de comenzar a realizar algún tipo de actividad física, tenemos que tener en cuenta que el plan de trabajo esté a cargo de profesionales del área (previo control médico) y que sea personalizado, ya que no todos tenemos las mismas posibilidades y objetivos.
Por eso, así como se recomienda con la alimentación, la propuesta es tomar con tiempo el trabajo físico y aprovechar sus beneficios.