Cuando tenemos hambre y todavía no es la hora de comer nos suele atacar una gran ansiedad. Y lo más probable es que “piques” lo que tenés a mano que suelen ser comidas muy poco nutritivas: galletitas dulces, snacks (con grasas o azúcares), alfajores… Lo ideal es que no reprimas esa sensación, pero, ¿cómo hacemos para saciar el hambre sin poner en riesgo nuestra salud y nuestra línea? La clave: tener a mano opciones saludables y evitar las otras.

El famoso “picoteo” tiene una gran ventaja para tu salud: al comer, mantenés a tu metabolismo activo, trabaja y por lo tanto, gasta calorías. Claro que esto tampoco implica luz verde para comer todo el tiempo. Y además, es muy importante la calidad del alimento. Hay que escuchar al cuerpo, a sus necesidades y ser conscientes de lo que consumimos. Esto significa que tenés que estar atenta además, a otras cuestiones, como por ejemplo, las opciones de snacks que se venden como saludables y que en realidad no lo son, como muchas barritas que tienen la leyenda light o diet, pero poseen grasas o azúcar (te recomendamos que leas en esta sección nuestra nota sobre los significados y diferencias de estos términos).También, es importante descartar los productos con grasas saturadas o trans. Es importante atender a los productos que indican en su paquete que son bajos en grasa, porque pueden “esconder” un alto porcentaje de azúcar (la lectura de la etiqueta siempre ayuda).

La mejor herramienta para evitar todo esto es en nuestra cocina. Sí, preparar nuestros propios snacks es la solución más saludable para el cuerpo.

Podés tener frascos con frutos secos y semillas. Las más clásicas y ricas son las almendras, las nueces, las ciruelas pasas, las semillas de girasol y las pasas de uva. Podes tostar las semillas de girasol y las almendras en una sartén para resaltar el sabor; las dejás enfriar y las guardás en un frasco. Otras opciones son pistachos, nueces pecán o castañas de cajú. Podés comerlas solas o también mezclarlas con yogurt.

Para esta época de verano nada como las frutas frescas.Podés probar con algunas más “exóticas” tipo mango o maracuyá. En un bowl tené trozos de melón, sandía, ananá y uvas. Un snack increíble es el “helado” de banana. Cortas una banana en rodajas (cuanto más madura esté, más dulce) y la ponés en el freezer toda la noche. A la mañana la sacás y la ponés en la licuadora o en una procesadora manual y la hacés una pasta. Resultado: una crema helada de banana superlativa.

¿Tenés zanahorias en la heladera? Pelalas y cortalas en tiritas. Con un poco de queso crema untable (podés ponerle un poco de  ciboulette o ajo) es un snack exquisito. Los tomates cherry son otra opción de snack. Agregarle pedacitos de queso y una hojita de albahaca y armarte una brochete caprese.

Funciona también, una clásica rodaja de pan con un poco de queso crema. Opción de sabor: untarla con palta y rociarla con semillas de sésamo.

Y si igualmente, no podés resistir al chocolate, te recomendamos que elijas uno bien negro, amargo, con alto contenido de cacao.

Te esperamos en la sección de Recetas para probar otras opciones saludables, ricas y ¡nutritivas!