Entrevistas
Ángela Lerena – Periodista deportiva
No le compraron la camiseta de ningún club cuando nació.Nadie estuvo ansioso por llevarla a la cancha.Ni siquiera se preocuparon por hacerla hincha de algún cuadro.Ángela Lerena llegó al fútbol sola y se entregó con fanatismo: tenía 13 años cuando dejó de leer Billiken y empezó a pedir que le compraran El Gráfico, 19 cuando la contrataron en TyC Sports y 36 cuando comenzó a cubrir campo de juego en la trasmisión de Fútbol Para Todos.
¿Cómo empezaste a interesarte en el fútbol?
De casualidad.Tenía cinco años cuando me preguntaron de qué cuadro era y yo no sabía.Tuve que preguntarle a un tío y me hice de su cuadro.En mi familia el único deporte era el golf.El fútbol ni siquiera se comentaba.
¿Se acostumbraron?
El fútbol se les fue metiendo en casa.Hay una generación de primos más chicos que yo que salió bastante futbolera.Y el fútbol tiene más difusión en general.A la fuerza, el fútbol fue entrando.
¿Con quién compartías la pasión?
¡Con nadie! Escuchaba los partidos sola, por la radio.Mis abuelos me daban plata para que comprara una revista por semana: cuando cumplí 13 empecé a pedir El Gráfico o Solo Fútbol.Fue como el paso a la vida adulta.
¿Ibas a la cancha?
Era un drama: vivía en San Isidro y era impensable que una chica atravesara la Capital sola para ir a la cancha.Tenía que rogarle a alguien que fuera conmigo: volvía loco a mi hermano, que es dos años más chico.El que me llevó por primera vez fue la pareja de mi mamá.No te puedo contar a qué equipo fui a ver, pero me acuerdo de todos los detalles.Tenía 14 años.
¿Tus compañeros de colegio te daban bola para hablar de fútbol?
Muchas veces la charla arrancaba desde la burla, pero me terminaban pidiendo prestadas las revistas.De a poco me iba ganando el espacio, opinaba.
¿Y con las chicas?
Ellas no entendían nada.Les parecía raro que me gustara el fútbol.En los recreos hacíamos pelotas de papel y jugábamos.Pero tenía amigas: yo jugaba al hockey y en los entrenamientos teníamos fútbol, para practicar.
O sea que, antes de ser periodista, fuiste jugadora.
Tampoco tanto.Jugaba…
¿Y eras buena?
No.Mi hermana juega bastante bien, pero yo era un desastre.
¿Cuándo te diste cuenta de que ibas a poder vivir hablando de fútbol?
Cuando me llamaron de TyC: yo había empezado a estudiar periodismo deportivo y fui invitada a un programa como hincha.Alguien me vio, me llamó para una prueba y quedé.Tenía 19 años.
¿Cuesta ser mujer en el fútbol?
No soy la única pero todavía es fuerte para nosotras.Estoy muy atenta a los comentarios que se hacen y hasta me fijo lo que se dice de mí en las redes sociales.La presencia de mujeres en la trasmisión genera muchos buenos comentarios y algunos malos.Yo me banco cualquier crítica profesional, pero son muchos los que dicen que no podemos hablar de fútbol simplemente por ser mujeres.Sabíamos que iban a aparecer esos comentarios machistas.Aunque ninguna llegó ahí por ser mujer: todas venimos trabajando hace rato.
¿Cómo te tratan los jugadores?
Yo hago las entrevistas de campo de juego.Son muy amables, pero no sé qué pensarán cuando se apaga la cámara.Tal vez piensen lo mismo que los hinchas que nos gritan… Pero en general tengo buena relación.Me ha tocado viajar mucho con los equipos: a Tokio, a Grecia, a Canadá.Creo que a Brasil ya fui más de 10 veces
¿Cómo combinás el trabajo con la maternidad?
Con esfuerzo, ¡como todas! Mi hija tiene seis años y me salió futbolera.
¿Es verdad que tu pareja no sabe nada de fútbol?
Nada.De a poco va a prendiendo, pero la verdad es que nos enamoramos hablando de otras cosas.Yo estoy todo el día hablando de fútbol, está bueno no tener que hacerlo también con mi pareja.
Estás rompiendo la fantasía de muchos que creen que una mujer futbolera es la novia ideal.
Piensan eso, pero nada que ver.A los hombres les parece divertido hasta que en la cena con amigos resulta que vos sabés más de su equipo que ellos.En el fondo, lo terminan odiando.